Si alguna revolución ha acontecido en los últimos 10 años en el campo de la medicina, es la cirugía estética. Hoy, se considera la cirugía estética como el paradigma de los tratamientos encaminados a conseguir no solo un aspecto más joven, sino más saludable y harmónico. El aumento de la esperanza de vida, la incorporación de la mujer al mercado laboral y la competitividad de nuestra sociedad caracterizada por el protagonismo de los valores estéticos y por el afán de mejorar la imagen personal, ha llevado a que muchos hombres y mujeres se planteen el someterse a una intervención de cirugía estética.
En la mayoría de los casos la opción quirúrgica es una elección personal, que tiene como objeto no solo devolver la salud física, sino la preservación de la salud emocional y el aumento de la autoestima. La realidad habla por sí misma, esta rama de la medicina supone una ayuda inestimable para miles y miles de personas cada año en todas las naciones y culturas de nuestro planeta, ya que el afán por mejorar nuestro aspecto no conoce fronteras. Los procedimientos para rejuvenecer o corregir ciertas partes físicas alteradas como consecuencia de accidentes, malformaciones congénitas o simplemente por el paso del tiempo, se han puesto en boga debido a los beneficios que hoy brinda la cirugía estética.
Los contras de la Cirugía Estética
En los resultados logrados por la cirugía plástica se combinan ciencia y arte, y obviamente si se poseen estas herramientas los resultados deberían ser óptimos, aunque a veces los hechos no transcurren de forma deseada. La cirugía estética no es inocua y existen riesgos que conviene valorar antes de someterse a un tratamiento.
La cirugía plástica podría entrañar riesgos de gran importancia, dependiendo de varios factores, los de más relevancia son: el estado general de salud del paciente, el lugar donde se efectuará la cirugía y la capacidad y preparación del cirujano, que a continuación voy a analizar. La mayoría de las intervenciones de cirugía estética se realizan en pacientes sanos, que a priori no presentan anomalías de índole general que pudieran contraindicar la intervención, así diabetes, cardiopatías, tratamientos con anticoagulantes e inmunosupresores y enfermedades autoinmunes.
El lugar donde se programa la cirugía es de capital importancia si pensamos que la presencia de complicaciones no comporta riesgo vital si son tratadas adecuadamente en clínicas que ofrecen apoyos interdisciplinarios, interconsultas con otros especialistas y medios adecuados de diagnostico y tratamiento. Por último la importancia de que el paciente sepa escoger al cirujano y que indague si está cualificado para realizar una operación con éxito, ya que la proliferación de pseudoprofesionales y pseudoclinicas que cometen errores imposibles de subsanar son los que desprestigian a la cirugía plástica. Los pacientes tienen que ser muy cuidadosos en este aspecto, ya que lo más barato termina pagándose a un precio demasiado alto desde el punto de vista económico, laboral y sobre todo afectivo y moral. Acudir a una clínica de cirugía estética no es lo mismo que ir a un gabinete de belleza, una advertencia obvia que no quieren oír muchos pacientes que acuden a centros o “garitos” sin la titulación ni la preparación adecuada, y que ponen en riesgo la salud y, a veces la vida de los pacientes. La mercantilización de la especialidad en centros cuyo cirujano es “anónimo”, y en los cuales el paciente es visitado no por un medico sino por un comercial que trabaja a comisión, constituye una falta de ética y una puñalada a “ortodoxia medica”. Así acontece con sociedades mercantiles, las cuales tienen una filosofía muy clara, “todo el que entre por la puerta tiene que ser sometido a intervención quirúrgica” este ó no indicado.
:: Pacientes con perfiles psicológicos patológicos requieren de la intervención de un psicólogo o psiquiatra ya no todo paciente que quiere una cirugía es apto para someterse a ella.
:: Una advertencia muy clara a aquellos pacientes que creen que la cirugía estética les va a proporcionar un giro a su vida económica, afectiva y social, en estos casos lo mejor es desestimar sus propuestas.
Elección o sometimiento.Quien opta por someterse a una intervención de cirugía estética ¿es libre o está sometido a unos cánones culturales?
Se han alzado muchas críticas a aquellos hombres y mujeres que optan por la cirugía estética arguyendo que “la belleza es interior”, que “es una moda que no hay que seguir” que hay “muchos intereses por parte de empresas farmacéuticas y profesionales” y que la personalidad se manifiesta por la aceptación a sí mismo. La crítica se haría extensiva de la misma forma a aquellas mujeres que desean occidentalizar sus parpados orientales mediante una intervención quirúrgica encaminada a corregir el denominado “pliegue epicantal” un pliegue en la parte interna de los parpados que confiere una identidad étnica, o quienes “reniegan” del color de piel mediante “blanqueamientos cutáneos” que ponen en riesgo la salud. Situaciones de este tipo podrían considerarse como sometimiento a una “disciplina estética” impuesta bajo presión social.
La defensa a estas voces críticas es que la ejecución de una intervención de cirugía estética no es un acto frívolo sino un acto libre, una búsqueda de la satisfacción personal y no un sometimiento ó victivismo ya que proporciona el deseo mas anhelado de todo ser humano la búsqueda de la seguridad y por ende de la felicidad
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